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NUEVO INFORME SOBRE ELS MUNTS

M. Berges

En noviembre de 1967 iniciábamos las excavaciones metódicas de las ruinas romanas de Els Munts. El yacimiento arqueológico era ya conocido, podemos decir que desde siempre. Ya en el siglo xvi, Pons de lcart se había ocupado de estas importantes ruinas, y en nuestra época, lo hacen arqueólogos tan conocidos como Bosch Gimpera, Schuiten. Mateu i Llopis, Sánchez Real … Fue precisamente este arqueólogo, colaborando con Serra Vilaró quien inició las excavaciones parciales y la recuperación de los mosaicos l. Han transcurrido diez años y es quizá el momento, aprovechando la invitación que se nos hace de colaborar en esta revista que ahora nace, de hacer un breve resumen. un breve balance, de los trabajos realizados y fmtos obtenidos en esta espléndida villa. Estas líneas nos permitirán aclarar algunos conceptos, desterrar interpretaciones que las excavaciones han venido a demostrar que no eran acertadas, y al mismo tiempo presentar nuevas hipótesis de trabajo que el tiempo y los futuros trabajos de excavación se encargarán de confirmar o rectificar.

Veamos para empezar las interpretaciones que se han dado sobre Las ruinas. La presencia de vestigios romanos en un área tan extensa, ya que solamente el núcleo principal se inscribe en un rectángulo de doscientos por cien metros, hizo pensar en un principio a los arqueólogos e historiadores, en la existencia de un núcleo de población, de aquí que incluso se identificaran a las ruinas con la Palfuriana que aparece citada en el Itinerario de Antonino como primera estación en la calzada romana al norte de Tarragona. Incluso se llegó a pensar que se trataba de una población fortificada. La existencia de unos, al parecer, depósitos junto a la playa hacia suponer la presencia de una fábrica de salazones: etc. Sin embargo, las excavaciones de estos años han venido a desmentir estas hipótesis, aunque como decimos más arriba. no se ha aclarado totalmente el capítulo de las interpretaciones. Lo que si es cierto, es que nos encontramos ante una sola villa o con lenguaje actual casa-palacio de gran extensión superficial y de notable riqueza. Respecto al tamaño y riqueza vale la pena recordar las palabras del tratadista romano Vitruvio. en el Libro VI. cap. IX, cuando dice que las personas ilustres que ejercen honores y cargos públicos, se harán sus casas no sólo en la ciudad sino en el campo, con «vestíbulos regios, atrios magnificos y dilatados peristilos, parques, jardines y anchos paseos, ejecutado todo con majestad y grandeza. Tendrán también bibliotecas, galerías de pinturas y basílicas no inferiores a las públicas, pues en sus casas se tienen frecuentes consejos públicos… » Vitruvio escribía estas palabras muy pocos años antes de que se erigiera esta villa. sin duda por encargo de algún rico personaje de Tarragona de hacia la época de Claudio, y cien años más tarde a mediados del s. ir después de J.C. aparece en Els Munts, un personaje conocido, un dunvir, de nombre Cayo Valerio Avito que ya conociamos por varias inscripciones, y que se dejó en esta casa un cuño de bronce de 6.8 cm de diámetro, inservible en Altafulla pero que usaría en su antigua residencia de Augustóbriga para acuñar posiblemente tejas o ánforas. con su nombre y municipio. La inscripción del cuño es retrógrada para que al estampillarla diera lectura positiva. y su transcripción es la siguiente C(ai) Valeri Aviti J Augus J tobri J ga. El profesor Alfoldy que ha estudiado recientemente la epigrafía tarraconense, hace venir a este personaje de la Augustóbtiga de Muro de Agreda, en Soria, y no de la extremeña como nosotros pensábamos en un ptincipio o de las inmediaciones de Cádiz según interpretación de Hübner a base de las lápidas. De nuestro personaje sabemos por otros epígrafes tarraconenses' que había sido trasladado a Tarragona por orden del emperador Antonino Pío. El hallazgo de este cuño nos ha permitido por tanto conocer a uno de los patricios que moraron en esta rica mansión, además de aclarar su lugar de procedencia. Hay que dar tiempo a las excavaciones para que nos vayan reconstruyendo. paso a paso, la historia de esta villa.

En consecuencia, y resumiendo. las excavaciones nos demuestran que nos hallamos ante una simple casa aunque de extensión y fasto poco frecuentes, y que sería utilizada al menos por alguno de s u s moradores. como segunda residencia, para descansar del ajetreo del bullicio y los problemas de la capital, de la Tarraconense. No obstante algunos detalles nos han hecho a veces pensar en algo más que en una casa de uso puramente residencial, ya que la presencia de tres conjuntos de termas, dos en la propia villa como veremos, y unas terceras en la playa, y además el tamaño de ellas, podría sugerir la existencia de una explotación o uso de tipo termal-religioso o de termas-casa de juegos. Por supuesto que esta idea no deja de ser una hipótesis o simple conjetura, frente a la de casa residencial, mucho más lógica y real en base al conocimiento actual de las ruinas.

Aclarada ya la naturaleza de las ruinas, vamos a pasar aunque sea someramente a describir las distintas partes ya conocidas de la villa, siguiendo para ello el plano general, figura núm. 1, lo que nos permitirá al mismo tiempo, a la nueva luz de lo excavado, aclarar que no fue un pueblo amurallado ni de tipo industrial como apuntábamos más arriba. La villa se asienta sobre la colina de Els Munts, abierta hacia el mar, y las distintas dependencias se van adaptando a la topografía del terreno, existiendo un desnivel entre las habitaciones del norte y las termas situadas al suroeste, de unos diez metros. El posterior terraplenado en bancales de cultivo, ha hecho que la conservación d e las ruinas sea muy desigual, arrasadas en algunos sectores casi totalmente y conservadas en otros. En general, se han conservado mejor las paredes de hormigón que las de piedra ya que las paredes de piedra han servido a su vez como cómoda cantera o se han utilizado para hacer cal. No faltan paredes mixtas de hormigón y ladrillo, o los grandes sillares de piedra extraídos sin duda de una cantera que se encuentra junto a las ruinas, hacia el Este, ni tampoco falta la presencia de muros de tapial o de adobes. empleados sobre todo en divisiones interiores entre las distintas habitaciones.

Entre los restos de la villa que siempre han estado visibles tenemos la habitación No. 1 del plano general. que por su forma semicircular y aspecto externo se interpretó como un torreón de la supuesta muralla, cuando sin duda es una simple habitación rematada en forma ahsidal que debe formar parte de las termas existentes en el sector noroeste de la villa. de las cuales sólo un pequeño sector se ha excavado hasta estos momentos. El recinto No. 2, extremo noreste del plano general, de planta rectangular de 21,50 m por 5.5 m y 3.50 m de profundidad, aparece dividido en ocho compartimentos aunque comunicados entre sí, por muros y arcos de medio punto y corresponde a un gran depósito de agua perfectamente conservado (figura n.« 2). Está construido al borde de un fuerte desnivel del terreno y de él solo era visible la cara exterior norte del muro longitudinal, de fuerte hormigón romano, de 55 cm de espesor, y que con su aspecto de robustez había inducido a identificarlo como un lienzo de muralla, y a nosotros, antes de efectuar la excavación, a darle una función de simple muro de contención de tierras para nivelar las habitaciones de aquel sector de la casa. No deja de ser significativo y aleccionador lo peligroso que resulta el lanzar hipótesis apriorísticas. aunque siempre necesarias para poder avanzar en el camino de la investigación. El depósito, como decimos, está bien conservado, y en su parte superior todavia quedan huellas de una reutilización posterior, quizá en la edad media cuando ya estaba totalmente enterrado e inservible como depósito de agua. Hay que añadir que los dos compartimentos del oeste fueron utilizados más recientemente por algún pages abriendo una brecha en el muro exterior para utilizarlo como caseta o refugio, haciendo desaparecer la arcada intermedia. Al sur de este gran depósito aparece un fuerte muro con de un compacto pavimento. n? 3 del plano general, perteneciente también a otro depósito. junto a este muro aparecen fundamentos de otros muros romanos y medievales, además de un pequeño pozo. Más al sur encontramos a la conocida «tartana», No. 4 del plano general, uno de los restos más populares de la región. Se trata de un pequeño depósito de agua, elevado sobre la superficie y no excavado en el subsuelo, que hoy aparece aislado de su contexto, y que por conservar todavia su bóveda de hormigón de medio cañón le ha valido el sobrenombre con que se le conoce.

El viejo camino de Els Munts, hoy todavia e n uso, corta en dos provisionalmente una gran sala terma1 (n.» 5 de plano, fig. 1 ) . rodeada por un pasillo que todavia conservaba restos de un mosaico polícromo. En el muro suroeste se abre una pequeña bañera o piscinita. Falta excavar esta zona que por otro lado está mal conservada debido a que aflora la roca y al ser la parte más elevada está muy erosionada. pero es posible que estas termas estuvieran ya inservibles cuando se construyeron las del sur que veremos más adelante.

No podemos detenernos a analizar con detalle en este breve comentario, todos los restos existentes en la zona que señalamos con el n.« 6 en el plano general, debido a la complejidad de los restos de este sector por las sucesivas reformas y reconstrucciones que sufrió aquí la casa. Como más significativos y de mejor comprensión hay que señalar el ángulo bien conservado de una habitación, levantada en el siglo III sobre otra más antigua y que ha estado también siempre visible. Sus paredes descarnadas, de hormigón, nada nos dicen hoy del rico revestimiento de mosaico de opus sectile, es decir de un fino mosaico hecho con plaquitas marmóreas y de pastas vítreas de llamativos colores, cuyas huellas todavía alcanzamos a descubrir al efectuar la limpieza de los muros. Al sureste de estos muros encontramos un recinto a un nivel más profundo construido en parte dentro de un depósito más antiguo, y que iba cubierto por una fuerte bóveda de cuyos arcos de sillares se conservan los arranques. En el centro de este pequeño habitáculo se abre un pozo de 12 m de profundidad. hoy sin agua pero que, en su momento, sí que la debió tener ya que se construyó incluso su brocal de fuertes sillares. Una escalerita de finos peldaños daba acceso al nivel superior del resto de las habitaciones.

Antes de seguir adelante vamos a hacer un inciso para intentar aclarar o justificar el problema del agua en la villa. La cantidad de agua necesaria para el consumo ordinario y sobre todo para el mantenimiento de las termas. tenia que ser muy importante. Es una pregunta que se hace cada visitante de las ruinas, y aunque quizá un día las excavaciones y la arqueología nos aclaren el problema, hoy no podemos sino adelantar unas hipótesis aun a riesgo de equivocarnos. El agua de lluvia era insuficiente. El caudal que pudiera proporcionar el pozo ya citado tampoco seria suficiente, y además es muy moderno (s. 111-IV) dentro del contexto histórico de la villa. Naturalmente que pudo haber más pozos que hoy todavía no conocemos o recoger toda el agua piuvial de la vaguada donde se asienta la casa, pero la hipótesis que creemos más viable y además más sugestiva es la de la existencia de un posible acueducto que trajera las aguas directamente del río Gayá. El Gayá que desemboca a dos kilómetros escasos de las ruinas conserva aguas arriba restos de un acueducto labrado en la roca, que sin mucha certeza se supuso que podia abastecer a la propia Tarragona, pero que nada impide que fuera construido y usado por los personajes de nuestra villa, compartido con otras villas de las cercanías o de uso exclusivo como ocurría por ejemplo en Roma con la noble familia de los Quintilios, que prescindieron de las aguas públicas construyéndose su propio acueducto.

Siguiendo la descripción de los restos, vemos con el No. 7. un horno de cal moderno, causante sin duda de la gran destrucción de la villa. Alli irían a parar muchas piedras de los muros, y tampoco se escaparían de perecer calcinados los capiteles marmóreos o las estatuas más asequibles, ya que como es bien sabido el mármol da una calidad mejor de cal. Junto al horno calero se ven unos depósitos semiesféricos de uso industrial o doméstico de la villa, además de distintas habitaciones de precaria conservación amén de un sinfin de canalillos y conducciones de agua rehechos varias veces al ir quedando inutilizados por el uso o por el cambio de planes y necesidades.

Un nuevo depósito encontramos, señalado con el No. 8 en el plano general, construido precisamente en el interior de una habitación que todavía en la parte superior conserva restos del estucado policromo con que estaba decorada. El depósito lo descubrimos totalmente cubierto de escombros romanos con abundante cerámica que ha permitido reconstruir algunas vasijas. y además encontramos entre una capa de adobes y tierra de tapial una cabeza de Antinoo, el joven bitinio acompañante asiduo y amigo incondicional del emperador Adriano'. También hallamos dos interesantes válvulas de bronce que servían para cerrar el paso o dar agua de este depósito, posiblemente, a las fuentecillas de la habitación No. 10 que veremos después..

El No. 9 del plano general corresponde a un gran ambulacro o pasillo en forma de ele de unos 60 y 32 m de longitud. El pasillo, por un lado, daba acceso a las habitaciones y dependencias de la villa, y por el otro. porticado se comunicaba con un amplio jardín. De este pasillo únicamente el tramo más corto estaba cubierto por mosaico, del que. ya se ha arrancado una parte conservándose el resto oculto por una capa de tierra de casi dos metros de espesor que todavía espera la piqueta del arqueólogo lo mismo que las habitaciones que dan acceso a él. En el tramo más largo, hasta estos momentos se han puesto al descubierto tres lujosas habitaciones (n.» 10 del plano general) cuyos policromos mosaicos del siglo in ya arrancados y consolidados. sólo esperan el vallado y la vigilancia adecuada de las ruinas para volver a su lugar de origen. La mayor de estas habitaciones tenia en el centro siete fuentecillas o surtidores de planta octogonal. Al noroeste de estas habitaciones se conservan una serie de dolia o grandes tinajas para contener y conservar granos o líquidos y que correspoden a la parte rústica de la villa pendiente también de excavación. Al otro lado del pasillo, en el exterior de la villa edificada, en el hortus o jardín. se pueden ver nuevos depósitos de agua, de los cuales el No. 12 era un pequeño ninfeo del jardín mientras que el que lleva el No. 14, del que sólo se conserva la planta, era un gran depósito empleado como reserva y abastecimiento de las grandes termas del sur (n.« 15) de las que hablaremos con más detenimiento.

Ya hemos citado de pasada la existencia en Els Munts de tres conjuntos termales. A las primeras termas hemos hecho referencia más arriba al describir las habitaciones No. 1 y 5 del plano general, y que están pendientes de un estudio y de una excavación completa. Otro conjunto terma1 lo encontramos desplazado de la villa, en la playa, cuyo plano completo y descripción de lo que el paso del tiempo y los embates del mar han dejado de ellas, lo publicamos en nuestro informe sobre Els Munts del Boletín Arqueológico de 1969-70. Estas termas de la playa, que apravechaban sm duda la propia playa como palestra y el mar como piscina natatoria, son una muestra más del practicismo romano conjugado al lujo y sibaritismo de estas instalaciones d e la villa. Su excavación demostró por otro lado que los restos de pavimentos hidráulicos visibles correspondían a las dependencias temales y no a unos depósitos de salazones o a una piscifactoría como también era presumible interpretar a base de tantos paralelos de este tipo existentes a lo largo de la costa del sur principalmente, dada su extrema cercanía al mar. También recordábamos en aquel informe, que las termas no estarían en su origen tocando al mar como ahora sino ligeramente apartadas de él. ya que al parecer el nivel del mar ha subido casi dos metros, en esta zona de Tarragona, por distintos factores geológicos.

Respecto a las termas del sur de la villa, o termas inferiores como antes las denominábamos, por su menor elevación o altitud topográfica respecto a las del norte de la villa, vamos a detenernos algo más ya que es la única zona de la casa que ha sido excavada en su totalidad. aunque en aras al aspecto divulgativo de este artículo, y a la brevedad del mismo, no podamos presentar los materiales ceramicos y de todo tipo allí recuperados, ni los resultados de cortes y sondeos más propio para la memoria exhaustiva que tenemos en preparación que para un trabajo de este carácter. Al mismo tiempo y aunque el concepto de termas es conocido más o menos por todos, y aparece en cualquier diccionario o librito de divulgación, iremos dando alguna pincelada explicativa que aclare el concepto de lo que era y representaba el baño entre los romanos.

La importancia que tienen unas termas dentro de una casa, o bien las de tipo público tan abundantes en cualquier ciudad, o las de fin terapéutico aprovechando aguas termales o medicinales, y por tanto la cantidad de termas que todavía han llegado hasta nosotros, sólo se explica viendo el carácter que para el romano tiene el baño, ya que no es el simple aspecto del aseo personal que, en general, tiene nuestra sociedad actual. sino que para el romano, las termas son además un lugar de reunión donde pasa un buen número de horas de ocio al día, haciendo ejercicio, sudando. jugando o charlando con los amigos. En cuanto a su estructura terma1 con sus distintas habitaciones, agua caliente o fria, etc., no hacen mas que seguir las prescripciones médicas, especialmente las de los famosos Celso o Galeno. El uso del baño caliente en las termas. aunque ya era conocido y practicado por los griegos, recordemos las citas de Homero por ejemplo, es un invento tipicamente romano en cuanto a la introducción de habitaciones caldeadas mediante las suspensurae (las «gloriasi, que todavía perduran en la Meseta) es decir la calefacción de los cuartos mediante la elevación de los pisos unos 80 cm (hipocaustum) del suelo mediante un bosquecillo de pequeñas columnas o pilares para dejar pasar el fuego, humo y aire caliente procedente de unos hornos exteriores donde normalmente se quemaba carbón vegetal o cualquier otro combustible. Este tipo de calefacción se pone en uso en el s. i antes de J.C., como ya nos los describe Plinio en su Historia Natural, inventado, dice, por Sergio Orata aunque parece que no fue el inventor sino el mero introductor de esta nueva moda. Como dato del interés creciente del mundo romano por el uso de las termas, recordemos que mientras en la Roma augustea sólo había 133 establecimientos públicos de este tipo, en el siglo iv pasaban del millar. También su perfección constructiva, su tamaño y su lujo fue aumentando con el paso de los tiempos hasta culminar con las grandiosas termas de Caracalla o de Diocleciano. Recordemos también respecto a nuestras termas ubicadas en la playa, que ya Plinio el Viejo recomendaba como beneficiosos para la salud el baño de agua dulce y salada, lo mismo que una inscripción de Pompeya. En cuanto al lujo creciente que se va introduciendo, sobre todo, en el interior de las termas, y que vemos reflejado en las nuestras de Els Munts, baste recordar una vieja cita de nuestro Séneca (Epístolas. 86. 4 SS.) cuando en su carta a Lucilius, a propósito de la sobria villa de Escipión. le dice: «He visto su casa de campo con su baño estrecho y oscuro. según costumbre de nuestros mayores … y ahora quien se dignaría bañarse alli? Se mira como pobre y miserable cuando las paredes no brillan de múltiples y preciosas ornamentaciones, si sobre el mármol de Alejandria no se incluyen incrustaciones de mármol de Numidia, si la piscina no está forrada por mosaicos de colores variados que la hacen parecer una pintura; si la bóveda no está oculta bajo el vidrio; si los baños en los cuales se transpira no tienen bordes en piedra de Tharsos, que no se vería en otros tiempos sino en los templos y si los grifos del agua no son de plata», Séneca prosigue: <No hablo aún más que de los baños plebeyos. Que seria de aquellos de libertos, con tantas estatuas tantas columnas que no soportan nada, y no son erigidas más que para ornamento y magnificencia? … Hemos llegado a no saber andar si no es sobre piedras preciosas» 6. ¿Qué hubiera dicho Séneca si hubiera escrito unos años más tarde?

Antes de pasar a describir nuestras termas, veamos cuáles eran las distintas dependencias y elementos de que se componían los baños romanos y su uso y significado. Un elemento indispensable era el hypocausis o fornax, es decir el horno o los hornos para caldear las salas, valiéndose como hemos dicho del hypocaustum, cámara de unos 80 cm de altura debajo del pavimento por donde penetra el calor, el humo, etc. entre los pilares que sustentan el piso o suspensurae. Al entrar a las termas estaba el apodyterium o sala para desnudarse y dejar la ropa. Luego tenemos frigidarium o sala de baños fríos con su piscina nata. toria o más a menudo piscina de inmersión. El tepidarium era la zona templada para evitar los cambios bruscos con el caldarium salas muy caldeadas provistas de piscinas o bañeras de agua caliente; otra sala intensamente caldeada a veces con una estufa auxiliar era el laconicum, destinada a sudar intensamente. A estas se pueden añadir otras salas complemetarias como el elaeothesiurn, cuarto o depósito de aceites, resinas, arena para embadurnarse el cuerpo y hacer fuertes ejercicios, y el destrictarium, cuarto provisto de agua caliente y estrigiles para efectuar la limpieza de los aceites sobre el cuerpo sudoroso. Además no solían faltar el vestíbulo, el cuarto del portero y las letrinas, y según la magnitud y la importancia del centro las salas de lectura. de recreo, de juegos y descanso, o la palestra para los ejercicios deportivos.

El recorrido que efectuaba el bañista más frecuentemente era del frío al calor para hacer luego el retorno a la inversa antes de abandonar el baño. En cuanto a la identificación de las distintas dependencias de las termas que hemos citado, no siempre resulta fácil. dado el estado ruinoso en que las encontramos, y además debido a las múltiples reformas, ampliaciones o reparaciones que sufrían, como veremos también en las nuestras, pues hay que tener en cuenta que la relativa pobreza de materiales constructivos, la falta por ejemplo de elementos refractarios, y las altas temperaturas y grados de humedad a que eran sometidos estos edificios, hacia que su vida media no alcanzase nunca los cincuenta años sin tener que reparar seriamente las distintas estancias. La temperatura que podía alcanzar el horno o aire caliente llegaba a los 150»-200«, y el suelo caldeado de las salas. sobre todo en las proximidades del fornax, quemaba literalmente, por lo que era preciso andar con sandalias. No podemos detenernos en más detalles aunque el tema es sugestivo, y hemos de pasar por alto las variedades de su uso, la separación de sexos impuesta temporalmente por Adriano en las termas públicas, la tipologia y diferencias según las épocas y no obstante la enorme similitud existente entre los baños de la meseta o del Rin, con los de levante o los de clima tan caluroso como Africa, las referencias y contradicciones de los textos clásicos, etc., etc.

Pasemos ya a estudiar la distribución y características de las termas del sur de la villa (No. 15 del plano general y figura No. 3). Como vimos antes al describir las generalidades de la casa de C. Valerio Avito, a estas termas se accedía desde el final del pasillo, al sur, pero hemos de hacer notar que-el proyecto original de estos baños, no es el que conocemos ahora después de las excavaciones, sino que el plan actual, el resultante de varias reformas y ampliaciones a lo largo del par de siglos que estuvieron en funcionamiento, hasta que fueron abandonadas definitivamente a principio del siglo v después de J.C.

Para la construcción de las termas se preparó el terreno previa mente nivelándolo mediante una gruesa capa de tierra compacta de color siena. estéril, en la cual se abrieron las zanjas de cimentación como hemos visto en los sondeos efectuados. El sistema constructivo empleado es normalmente a base de muros de hormigón mediante encofrado~ de madera, aunque ocasionalmente aparezcan algunos sillares o ladrillos intercalados en el hormigón, o se emplee el sillarejo como revestimiento en las paredes de las piscinas, todo lo cual nos ayuda además para ver distintas fases constructivas. El revestimiento de paredes y de suelos como veremos depende del uso e importancia de cada habitación.

De las termas sólo eran visibles un par de muros, concretamente del ábside de la piscina No. 4 y un ángulo de la habitación octogonal que todavia alcanza los 6 m de altitud. El resto estaba cubierto por una capa variable de tierra vegetal y de estratos con materiales romanos, variable desde el medio metro a los dos cincuenta en algunos sitios. Las termas fueron ocupadas temporalmente, ya ruinosas. -en la edad media, quizás en el primer momento de la reconquista. hasta que surgen Altafulla y Torredembarra como núcleos urbanos. Hemos encontrado rastros de esta ocupación en varias dependencias. Por ejemplo, fogones sobre ladrillos reutilizados en la habitación 2 y en la 4, pero no sobre el piso romano, sino sobre una fuerte capa de tierra y escombros romanos. En el pasillo No. 7 se colocó un fuste reutilizado quizá para hacer una nueva techumbre aprovechando las paredes existentes. En la 12 todavia hemos dejado un pequeño depósito medieval construido sobre los escombros del hipocausto y al cual hemos consolidado con unos pies de hierro. La habitación B muestra unos muros levantados ya sobre el mosaico romano. También hay que pensar que las ruinas fueron saqueadas ya en época tardorromana, al final del imperio, llevándose las placas de mármol o las tuberías de plomo. por ejemplo, pero que además el saqueo ha persistido a cargo de los buscadores de tesoros o de simples piedras de construcción en todos los tiempos.

Sobre el plano hemos señalado con letras un conjunto de habitaciones complementarias, excavadas recientemente, mientras que las más típicamente termales van señaladas con números. En el pasillo que dobla en ángulo recto al llegar a las termas. ya se observa una rectificación de nivel, encontrándose dos pavimentos muy pobres superpuestos, obligando el segundo a colocar dos peldaños para poder acceder a la habitación A (véase plano, 89. No. 3). Esta habitasión A fue añadida al plan primitivo de las termas en una segunda fase, y debió hacer las veces de atrio o vestíbulo, y posiblemente también de vestuario. Tiene un pequeño impluvium central con los basamentos para cuatro columnas que aguantarían las vigas de las cuatro vertientes del tejado. Un banco, rayado intermitentemente sobre el plano, bordea la habitación. El suelo está solado con placas de piedra de Alcover de diferentes tamaños, de las cuales unas se han conservado in situ y otras han dejado su huella en el mortero.

Desde este atrio se podía pasar directamente a las termas o saliendo al exterior se llegaba a la habitación B, sincrónica de ésta, y que sufrió reformas tardorromanas además de su posterior reutilización como hemos señalado. Conservaba parte del mosaico policromo de tema geométrico. Tiene en su extremo dos cubiculos muy destruidos. y en el centro un macizo de hormigón al que llega un tubo de plomo desde la pared del Este que denuncia la existencia de una fuentecilla, inutilizada ya en época romana quizás porque el tubo, como hemos comprobado, se habia obstruido por sucesivas capas calcáreas. Una cloaca por debajo del mosaico y tapada con tégnlas en su final y de simples tubos de barro antes, atraviesa estas dos habitaciones procedente del depósito señalado con la letra D.

En la zona norte de las termas vemos unas habitaciones C y E que debieron servir de dependencias donde se instalarian las calderas para calentar el agua de fuentes o bañeras, ya que además de los canales de agua que desembocan en las piscinas del frigidarium, aparecen varias tuberias de plomo que llevarían agua potable y caliente y que confirman esta hipótesis. Es importante el canalillo de agua que vierte sus aguas por los tres nichos de la piscina n.» 4, porque nos proporcionó un dato cronológico importante, ya que el mortero del canal conservaba los trozos de un plato de terra sigillata clara C de la forma 40 de Lamboglia Fechable a partir de la segunda mitad del siglo 111, lo que nos llevaria fechar la primera reforma y ampliación de las termas unos años después a esta fecha, quizá tras el paso por la villa de los franco alamanos, según la confirma el tesorillo de denarios antonianos estudiado por Mateu i Llopis. Con la letra D hemos señalado un depósito con su clásico pavimento de tipo hidráulico que conserva en su interior intacto, el canalillo que vierte sus aguas por los nichos central y meridional de la piscina No. 4. Sobre el canal ha quedado la huella de un tubo de plomo procedente de la zona E, y que seguramente atravesaría el depósito hacia las habitaciones A y B. El agua que alimentaba las piscinas venia directamente del gran depósito No. 14 del plano general y de la parte alta de la villa mediante otro canal que corre paralelo al gran tramo longitudinal del ambulacro.

Desde el atrio, habitación A del plano n.« 3, se penetra por una puerta central en un amplio salón, el mayor de las termas con sus 11.80 por 8,80 m, con un ábside de planta rectangular enfrentado a la entrada. Esta gran sala, que sirve para pasar a las zonas frías o cálidas de las termas, estuvo pavimentada con un rico mosaico policromo, a juzgar por los escasos restos que del mismo se han conservado in situ. También las paredes conservan algunas muestras del aplacado de mármol de color blanco-gris o blanco-azulado. Comunica con la habitación No. 2 que pudo ser el apodyterium o vestuario o también quizás, el otaeothesium. o lugar donde se guardaban los aceites, perfumes, etc. Esta habitación conserva restos de un pavimento vulgar, del mal llamado opus testáceo, o mortero de cal con trocitos de cerámica machacada que le dan una tonalidad rojiza.

La sala No. 3, plano de las termas No. 2, corresponde a la zona del frigidarium. Los restos de mosaico polícromo de su pavimento, y de placas de mármol verde jaspeado de sus paredes, nos dan una idea de su riqueza y vistosidad. En el centro de la habitación habia una fuente de la que sólo se ha conservado el sumidero y el arranque d e la base y un trozo de mármol de la fuente o lavabo. Esta habitación. en su origen, debió rematar en un ábside semicircular (dibujado con trazo discontinuo dentro de la piscina n? 5). desaparecido al efectuar la primera ampliación y reforma durante la segunda mitad del siglo III. Desde esta sala se pasaba a las piscinas No. 4 y 5-6 del plano No. 2, que veremos a continuación, y que como esta sala, n.» 3, a juzgar por los materiales del estrato de destrucción y abandono de las termas, estuvieron cubiertas por bóvedas de tubos, según se desprende de la gran cantidad de ellos recuperados '.

A la piscina n.* 4, con una profundidad de 1,40 m. se accedía mediante dos altos escalones. La pared del noroeste es semicircular, con tres nichos u hornacinas, que estarían decoradas con estatuas y a las que llegaban otros tantos canalillos de agua que caería espectacularmente en la piscina. Estuvo recubierta en el suelo y paredes por placas de mármol blanco grisáceo y blanco-azulado, que habían sido arrancadas pero que algunos fragmentos conservados y la huella dejada en el mortero permiten su total reconstmcción, tal como puede verse en el plano No. 2. A 1,45 m del fondo corre una repisa también de mármol blanco. En la pared del norte se abre una amplia ventana que iría protegida por vidrio plano del cual también hemos encontrado restos. La piscina No. 5 que recttfica el antiguo trazado absidal de las termas, es más pequeña y menos profunda, pero su decoración, y conservación, es similar a la anterior. El muro del norte se abre y comunica, a escasa altura, con la No. 6, más grande y que remata en su lado norte en un ábside con dos hornacinas por donde penetraba además el agua para caer en cascada a la piscina. Ha conservado algunas placas de pármol de su pavimento, de tamaños más irregulares. lo cual, unido a Siis características constructivas, denuncia una nueva ampliación del conjunto termal. La pared este tiene un banco corrido que serviría de solarium, ya que los muros laterales de esta piscina, por su extrema delgadez. impedían cualquier tipo de cubierta. A esta piscina se podía llegar desde el pasillo No. 7 por una estrecha escalera de 9 peldaños. En el ángulo sureste, junto al banco o poyo, tres peldaños permitían la inmersión o salida del líquido elemento.

El pasillo n.* 7 del plano No. 3. de diferente anchura y con un desnivel, sólo estaba pavimentado en su tramo estrecho, pero a pesar de la pobreza de su suelo, las paredes conservan restos del estuco con pinturas muy simples de tipo geométrico. Permitía este pasillo el ascenso a los hornos del caldarium, recintos 9 y 10, y a las letrinas, también añadidas más tarde y que todavía conservan restos y huellas del aplacado de losas de piedra de Alcover, así como todos los elementos típicos que caracterizan a una letrina como lo es una fuentecilla que vierte sus aguas al canalillo que bordea los asientos (como en las termas de Dougga) aquí desaparecidos y que van colocados directamente sobre la cloaca. También se encontró una gran losa de mármol separatoria de asientos, con un delfín grabado, tema muy usual en este tipo de lugares. Finalmente el pasillo. mediante una escalera d e cinco peldaños se comunica con el exterior, por donde entrarían los encargados de los hornos y servicios más que los propios usuarios de los baños.

Si el frigidariurn no ofrece dudas interpretativas, la amplia zona de habitaciones caldeadas sí. Algunas habitaciones las encontramos ya excavadas (17 y 16) y, lo que es peor, con los muros de cierre totalmente desaparecidos, lo que acrecienta las dificultades de interpretación, pues no sabemos si se prolongarían las termas en esa dirección. Por otra parte el número de habitaciones con hipocausto y la duda de si existía o no comunicación entre las salas No. 12 y 15 (véase el plano n.* 3). nos hace pensar en dos posibilidades. o bien en la existencia de dos circuitos o recorridos termales independientes, uno de la habi. tacibn 8 a 13 y el otro de la 14 a 17, con entrada y salida del bañista por el mismo sitio, es decir, por 13 y 14, o bien se trataba de un largo y complicado recorrido con entrada y salida independiente a través de los distribuidores 13 y 14. De todas formas no existe duda alguna para interpretar estas salas como las de baño caliente o templado de las termas. Veamos algunos detalles.

La habitación No 13 es un pequeño recinto, con dos puertas, cuya misión era evitar el rudo contraste entre el frío y calor, o viceversa, y evitar al mismo tiempo la pérdida de calor entre el caldarium y el frigidarium, a los que actualmente está abierta esta habitación. Aunque corresponde al primer proyecto de termas ha sufrido varias reformas. ya que tiene dos puertas tapiadas, una que daba a la habitación No. 12. quizá para evitar el retorno del bañista al frigidarium por la misma habitación que había entrado, y otra que se abría directamente a la gran sala n.« 1. Es la única habitación de las termas que conservaba casi íntegramente su pavimento musivo; el mosaico es polícromo de simples motivos geométricos y de arte y ejecución muy decadente. Es el más moderno que hemos encontrado en la villa y el único que hemos podido fechar con certeza gracias a la arqueologia, ya que debajo del mosaico, al arrancarlo, han aparecido cuatro moneditas, pequeños bronces, de las cuales dos son de curso oficial y las otras imitaciones bárbaras, contemporáneas de las primeras, datables hacia el 350, lo que nos permite fechar el mosaico ya en la segunda mitad del siglo IV después de J.C.

Del distribuidor 13 pasamos al caldarium No. 11, del cual encontramos el pavimento ya sin mosaico y derruido entre los pilares de la suspensurae. La sala está provista de piscinas o bañeras de escasa profundidad, con el pavimento desaparecido también, colocadas directamente junto a los hornos para así aprovechar totalmente el calor de los mismos y conseguir una elevada temperatura para el agua. La piscina rectangular que se abre en el muro del suroeste es posterior a la otra, ya que para abrirla se rompió previamente el muro de cierre. Se pasaba por una puerta de la pared sur a la habitación No. 12, sin pavimento y de la que quedan una serie de pilares del hipocausto, y junto al muro del noreste los restos del depósito medieval ya mencionado. En la parte baja de la habitación se pueden ver los distintos arcos de medio punto que dejaban pasar la corriente de humo y calor proviniente de los hornos. Entre la habitación 12 y la 15. en la pared medianera, mal conservada, no sabemos si existió una puerta de comunicación o, como indicábamos antes, aqui terminaba ya un circuito de los baños calientes.

Pensando en la hipótesis del doble recorrido termal, que creemos más probable, vamos a describir el resto de las salas termales. Desde la habitación 1 se pasaba a un breve corredor, n.» 19, con salida directa al exterior pero que comunica con el recinto No. 14 y con e2 18 (véase plano n.« 3). El cuarto 14 es un tepidarium, similar al 13, que evita los cambios bruscos de temperatura y las pérdidas inútiles de calor. Tenía una fuente o lavabo en su muro noreste junto a la puerta de entrada, y servía de principio y fin al recorrido del baño caliente. También estuvo, esta habitación, recubierta por un mosaico ya desaparecido. Se comunica con dos interesantes habitaciones que ya habían sido vaciadas hace tiempo, la No. 15. de planta octogonal, que bien pudo ser un caldarium o mejor un laconicum, y la No. 16 el caldarium con piscinas de agua caliente. La habitación octogonal que nos ha llegado ya sin incluso hipocausto, conserba en cambio, en toda su altura, el lado sur del octógono. mostrándonos a su vez el arranque de una cúpula octogonal. Paredes rectilíneas rectifican los ángulos muertos que hubiera dejado la planta octogonal. Como señalábamos debe corresponder a un laconicum dada su posición intermedia y el encontrarse muy cerrado para lograr las máximas temperaturas y alcanzar así abundantes esudaciones en los bañistas. Su forma octogonal, muy próxima a la circular, es la que ya recomendaba Vitruvio para el laconicum, es otro argumento en favor para la interpretación en-este sentido. A la habitación n.16 se llega. absurdamente. desde su parte absidal, más elevada y de la cual, mediate unos peldaños, se bajaba a la posible piscina o pavimento hidráulico provisto de bañeras, según nos denuncia los testigos de su desaparecido pavimento. Debió tener otro horno en su lado del suroeste hoy desaparecido, ya que el calor proveniente de los hornos anteriores (9 y 10) sería ya muy escaso. En los ángulos de la sala a ambos lados de la escalera, se conservan todavía lo tubos cuadrados que, pegados a la pared, además de ayudar a calentar la estancia, servían de auténticas chimeneas para la salida por el tejado de los humos provenientes del horno a través de los hipocaustos. De la habitación 16 se pasaba a la 17, que en su pared noroeste pudo tener una puerta de salida al exterior. ya que en la parte de fuera se conservan dos peldaños de piedra (véase plano No. 3 ) . pero lo arruinado del muro no permite una afirmación categórica.

Las puertas que se abren al mediodia de las termas, desde el pasillo 19 y desde el recinto n.* 18, quizá para un portero, darian a un amplio jardín que podía servir de palestra. Para terminar con esta rápida descripción de las termas del sur, sólo nos resta indicar el perfecto sistema de desagües o cloacas que también hemos podido estudiar. Igual que el conjunto de las.termas, los albañales han sufrido reformas. Estudiando en detalle los distintos tramos de las cloacas se pueden observar enormes diferencias constructivas. Viendo su distribución en el amplio recinto termal, encontramos en primer lugar una cloaca que fue inutilizada tras la primera reforma, que cruza en diagonal por debajo del hipocausto de la habitación No. l l. En cuanto a la cloaca principal, y en uso hasta el final de la utilización termal, nace de la habitación No. 14, atraviesa la 1 y 3 donde recoge desagües de la fuente central y de las piscinas 4 y 5, continúa por el pasillo No. 7 donde se le une la salida de la piscina No. 6 y desemboca a través de los hornos, hasta que al construirse las letrinas al final del pasillo, se rectificó el trazado para recorrer las letrinas, servirles de evacuatorio y salir finalmente al exterior, hacia el suroeste.

Respecto a los ricos materiales que hemos encontrado durante las excavaciones nos vamos a referir sólo a los más notables restos escultóricos, que aparecieron todos ellos en las distintas estancias y piscinas del frigidarium, y que ya dábamos a conocer en el informe de 1970. salvo un Esculapio, el Asklepios griego, dios de la medicina. aparecido más tarde en la piscina No. 6, y que formaría pareja con la diosa de la salud, Hygea, encontrada junto con el Eros en la piscina No. 5. Las tres estatuas son de la misma factura y tamaño. También queremos recordar que con los fragmentos dispersos recuperados en varias habitaciones se ha podido reconstruir el escudo de una estatua, también de mármol blanco, de tamaño natural. que pertenecía a una divinidad de la guerra, muy posiblemente a Atenea, ya que en los relieves que decoran el escudo, además de la representación de Helios y Selene, aparece la gorgona. En el sumidero de la fuente central de la habitación No. 3, encontramos una cabecita marmórea que por sus rasgos característicos interpretamos entonces como un retrato idealizado en forma d e divinidad, pero que debe corresponder simplemente a la representación de una diosa, quizá una Tyche como nos sugiere el profesor Balil. Otros fragmentos de varias estatuas más avalan la riqueza ornamental de nuestras termas.

Para terminar no nos resistimos a transcribir la descripción que de unas termas del s. 11 nos ha dejado un escritor griegoS, ya que como va a comprobar inmediatamente el lector, con la debidas variantes, da la sensación que son nuestras termas y no otras las que el autor describe: <Al que franquea la entrada le recibe una sala pública de buen tamaño. con el suficiente espacio para que esperen los servidores y acompañantes. A la izquierda están las salas de descanso, que también son las mas indicadas para una casa de baños, habitaciones apartadas muy agradables e iluminadas. Después a continuación de éstas. hay una sala, demasiado lujosa para un baño, pero necesaria para la recepción de los hombres acaudalados. A continuación de ésta, a uno y otro lado, hay los necesarios vestuarios para quitarse la ropa. con una sala en medio sumamente alta e iluminada, con tres piscinas de agua fría, con un revestimiento de mármol laconio, y dos estatuas de mármol blanco de factura antigua, una de la Salud y otra de Asclepios. A la salida de esta sala le recibe a uno otra, ligeramente caldeada, sin que tropieze uno con un fuerte calor, que es alargada y tiene un ábside a ambos extremos. A continuación, a la derecha, hay una sala muy alegre, dispuesta agradablemente para el masaje, con entradas a ambos lados adornadas con mármoles frigios, que recibe a los que vienen de la palestra, luego pegada a ésta hay otra cámara, la más bella de todas. muy agradable para estar allí de pie o sentado sin peligro para demorarse en ella y muy agradable para pasar el rato. También resplandecen hasta lo mas alto los mármoles frigios. A continuación viene la galería caliente con revestimiento de mármol de Numidia. La sala que hay más allá es muy hermosa y muy luminosa … y ofrece también tres baños de agua caliente. y una vez que te has lavado es posible desandar lo andado hasta el baño frio, pero no a través de las mismas salas sino directamente pasando por una habitación templada … Además está provisto … de dos retretes, entradas y salidas, dos artilugios para indicar el tiempo…^. Las similitudes son muchas y además ayudan a comprender el uso de los baños que era otro de los fines que pretendiamos al redactar estas líneas.

*Queremos dedicar estas lineas a todos los amigos de Altafulla que de alguna manera han colaborado para que estas ruinas vean de nuevo la luz, y en especial a Francisco Garcia y Victor Simó que con su trabajo personal. día a dia. están revalorizando este rincón de Altafulla, con el que se han identificado plenamente.

1. Sobre su ubicación y antecedentes véase por ejemplo nuestro Informe sobre Els Munfs, publicado en el Boletín Arqueológico de la R.S.A.T., 1969.70, o nuesba comunicación en las Actas de la ZII Asamblea de Culhira de las Diputaciones Provinciales, Barcelona, 1968, Barcelona. 1970, págs. 309 y SS.

2. G. Alf6ldy. Die Romischen inschriffen von Tarraco. Berlin. 1975, pág. 403. No. 923. Lám. CXLIII-l.

3. G. Alf6ldy. Op. cit., las inscripciones conocidas y publicadas en el CIL, recogidas de nuevo por el autor son las n.0 352 a 354, de ellas transcribimos la primera y más importante para nosotros: C(aio) Valerio / Avito 11 vido) / Val(eria) Fir/ mina fil(io) / translato/ ab Divo Pio J ex munic(ipio) August(obrigensi)/ in col(oniam) Tarrac(onensium).

4. Su trágica muerte es aguas del Nilo por su emperador. y el culto que Adriano agradecida levantó a este personaje, dio origen como es sabido a la creación de un tipo escultórico singular, de entre cuyos miiltiples ejemplos, la cabeza hallada en Els Munts muestra alguna singularidad, como es su cabello sin terminar de labrar que sólo lo encontramos en otro de los más del centenar de ejemplares conocidos. Véase por ejemplo, sobre este tema. el libro de Francisco de la Maza, Anfinoo, el último dios del mundo clásico. México, 1966.

6. La cita de Séneca esta recogida por cualquier autor que trate el tema del lujo o de las termas romanas. Véase Grenier ya citado o Max le Roy en su Initiafion a I'Archeologie Romaine. Paris. 1965. pág. 45. de donde la transcribfmos nosotros.

5. La bibliografía que se podria presentar sobre termas es abundantisima, pero de cara al estudioso o aficionado que quiera profundizar en el tema. se pueden cnnsultar además de cualquier manual de historia y arquitectura romanas, el trabajo de Albert Grenier, en el Manuel d'Archeologie Gallo-romaine. val. IV. %Les Monuments des eauxx. París. 1950. pág. 231 ss. También el estudio de A. Lézine. donde se da una visión de conjunto con algunas novedades interpretativas publicado en Architecture Romaine d'Afrique. Cap. 1. Thermes d'Afrique, Publications de 1'Universite de Tunis. Presses Univenitaires de France, 1961.

7. Aunque intencionadamente huimos aquí de buscar paralelos y del aparato bibliográtlco, vale la pena detenernos en la tecnica constructiva que aervia para aligerar el peso de las bóvedas, de uso largo e incierto. ya que en nuestras termas lo podemos fecbar con bastante precisión, como decimos en ia segunda mitad del irl. quizá a raíz del paso de los franco alamanar. Para ahorrar más descripciones sobre su uso y forma de utilizaci6n. véase por ejemplo: G. Lugli. La tecnica edilizia romana, «d. 1. Roma, 1957. pág. 671. Ag. 138; Ph. Leveau y J. L. Paillet. L'Alimentatioi en eau de Caesarea de Mauritsnie… Paris, 1976, pág. 23. fig. 7 y también para Espaiia los trabajos de A. Balil, Casa y urbaniirno en la España anfiqua, en Studia Archaelogica, 28, 1974. pág. 38, etc.

8. Michael Grant. El mundo romano. Madrid, 1960, pág. 335. Descripción de Pseuda-Luciana, Hippias, 5.


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